martes, enero 15, 2008

Y cambiaron el mundo

Muchas son las personas que opinan que el Sgt. Pepper’s de los Beatles es el mejor album de la historia de la música moderna. De hecho, muchas revistas, incluso, se han atrevido a encumbrarlo como tal sin ningún tipo de discusión. Aún así, desgraciadamente, también son muchos los que piensan que los Beatles son el grupo más sobrevalorado de la historia del planeta… Puede ser. Por lo que a mí respecta, los cuatro de Liverpool son, sin duda, el grupo más completo que he conocido. Sus canciones pueden ser comparadas con cualquier obra de Shakespeare (cada cual en su terreno, claro): son intemporales. El Sgt. Pepper’s, sin ir más lejos, tiene más de 40 años a sus espaldas y, sin embargo, no ha pasado de moda y, probablemente, nunca pasará.

Quizás, el Sgt. Pepper’s no sea el mejor album de la historia pero, sin duda, fue un LP que marcó un hito en los oídos y en las mentes de los jóvenes de la época. Me imagino, muchas veces, lo que era ser joven cuando los Beatles se encontraban en su máximo apogeo… lo que sería esperar ansiosamente uno de sus discos y encontrarte, de repente, con un algo tan maravilloso como el LP del que hablamos.

Para constatar la importancia del disco, hay que tener en cuenta cómo eran los Beatles antes de que el album se editara: sus cortes de pelo idénticos, sus voces perfectamente acopladas, las eternas imágenes en blanco y negro de sus movimientos de pelo y las chicas desaforadas gritando a más no poder por ellos. Hay que tener en cuenta también que fue, justo antes de la salida de este genial LP, cuando los Beatles se plantaron y rehusaron a volver a cantar en público. En aquel momento, nadie daba un duro por ellos, ni les pronosticaban ningún tipo de éxito con la estrategia que habían elegido. Sin embargo ellos, como genios que eran, se enclaustraron en un estudio de grabación, se dejaron barbas y bigotes, cambiaron sus estrictos trajes, sus inmaculados flequillos, y conviertieron un mundo en blanco y negro en un planeta de miles de colores.

Tuvo que ser alucinante para todos aquellos jóvenes que habían ido cambiado a la vez que sus artistas favoritos lo hacían, encontrarse con algo así. Los fans eran entrevistados por las calles sobre el primer single del disco y todos, unánimes, contestaban “it’s weird”. Y realmente lo era. Los Beatles se reinventaron y fue, a partir de su Sgt. Pepper's, cuando llegaron las canciones realmente memorables del cuarteto de Liverpool… quizás no las más comerciales… pero sí las más especiales.

Particularmente, la estética del Sgt. Pepper’s me encanta. Todo empieza con la genial portada del disco diseñada por el artista pop Peter Blacke. Todos hemos visto alguna vez la atestada imagen de los 4 Beatles vestidos de sargentos y rodeados por una masa ingente de personajes célebres de todos los tiempos. Las ropas floreadas, lo increíblemente guapos que estaban todos, la familiaridad que había entre ellos.. Un disco, sin duda, realmente positivo.

Sólo me queda decir, ¡qué buenos eran…! y recomendaros este genial disco, esta fantástica canción (que debía haber estado pero no estuvo) y este increible vídeo.





martes, enero 08, 2008

Espirales (otra vez)

No es nada fácil descubrir que la vida no es una aburrida línea recta o que no está compuesta por una interminable serie de círculos concéntricos. Nuestra existencia se configura sobre una enorme y complicada espiral donde, una y otra vez, todo tiene cabida. Vivimos en ciclos. Cada uno de ellos, es estructuralmente semejante al anterior: todos cuentan la misma historia con diferentes protagonistas. Algunas de estas fases duran años, otras meses o semanas. Todas empiezan igual, todos finalizan de la misma manera. Todo obedece a un orden interior tan arcano como el mismo reloj interno del mundo.

Sin remedio, la vida es una espiral de locos. Te enamoras, quieres, te adaptas, te acostumbras y, finalmente, todo muere para acabar resucitando -cual Ave Fenix- y volver a empezar la rutina. Siempre se resucita. Es, sin duda, el final de un ciclo, la peor parte del mismo. Se va con un gran dolor, una gran decepción o un tremendo cansancio. Y es que los esquemas de tu vida se desmoronan, tu existencia se prepara para un nuevo giro excitante o aterrador: es normal que duela. Miras el cielo y sólo hay lugar para inmensos nubarrones que anuncian tormenta. Calcular cuánto tiempo lloverá es totalmente absurdo. Muchas veces el mal tiempo dura días, otras semanas, otras años, pero, afortunadamente, un buen día todo se vuelve a ver de otra forma. Un buen día... Sin duda, el mejor día. El comienzo de un nuevo ciclo.

Quizás el problema de vivir en una espiral sea ese poso que te deja. Imperceptible para los de afuera, se te pega a la piel como una costra dura y malsana que te acompañará de por vida. Es ver aquella esquina, aquella foto, oler aquel perfume, escuchar aquella canción... Todos esos recuerdos se convierten en símbolos para la sinrazón y se unen a otros muchos conseguidos a lo largo de esta línea curva de la vida.

Y se quedan ahí. Algunos, con el tiempo, se suavizan; se vuelven cariño, nostalgia o amor. Otros, en cambio, se enquistan, se clavan como espinas en el corazón y lo empobrecen. Se convierten en inútiles lastres que te impiden volver a confiar, a reir o, simplemente, a decir lo primero que al corazón se le ocurre. Algunos lo llaman madurez... a mí, sólo me da un poco de pena...


-----

Hace miles de años, escribí algo que hoy puedo rescatar... diferentes personas, distintos lugares... un mismo sentimiento...

Pero, entonces, me entra el miedo y me planteo que igual es él, mi hombre. Y que si lo dejo marchar se perderá en el tiempo y será un recuerdo en mi memoria.. y, si lo vuelvo a ver, con los años, quizás no lo conozca, cuando ha sido parte de mí. Si este tipo de sentimientos ha sobrevivido a peleas, putadas,... ¿quién puede decirme que no sobrevivirá al tiempo? Nunca he sido buena para predecir cosas pero creo que, al principio dolerá muchísimo... pero espero superarlo con el firme convencimiento de que tengo muchos argumentos para demostrar que él no es mi hombre! Y sí lo es, el tiempo lo dirá.